Gloria Gómez.- Al trabajo no se va a jugar, sino a ganarse el pan de cada día con esfuerzo y sudor. Más o menos es lo que sentencia el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que ha confirmado el despido de un trabajador por emplear el ordenador de su puesto de trabajo para jugar a los solitarios. Solo, y sin trabajo, así se ha quedado él.
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Muy atentos aquellos que se aburren o que ‘ceden’ su trabajo a sus compañeros y se dedican a jugar al solitario en el ordenador de su puesto de trabajo. Su empresa puede colocar un dispositivo externo que le permita un seguimiento del trabajo que realiza. Como a nadie le pagan por disfrutar con este juego virtual, pueden ponerle de patitas en la calle.
Esto es lo que le ha ocurrido a un trabajador de la empresa Productos Eaton Livia, quien llegó a pasar tres horas en su lugar de trabajo jugando al solitario. Sus jefes cumplieron la política de privacidad y respetaron su clave de acceso al ordenador. Simplemente instalaron un programa que les hizo confirmar las sospechas: su empleado pasaba horas jugando y no producía.
El tribunal ha sentenciado que el ordenador de
la empresa es “un medio que está al servicio de los fines económicos
y mercantiles de la misma”, por lo que la empresa tiene derecho a supervisar
qué es lo que se hace exactamente con ellos.